Viernes 5 junio. Víspera de la prueba. Casualidad, cumpleaños de mi hermano Haritz. Me levanto pronto a las 06h con la intención de que cuando llegue la noche pueda conciliar el sueño sin problema alguno.
A la tarde, después de trabajar, voy a casa, preparo bien la mochila, alimentos, mapa, tiempos, cimas… y bebida que tomaré en la prueba. Después salgo a dar una vuelta por LOIU para estar con los amigos.
Ceno con la cuadrilla pronto en el Batzoki. Nervios y vaciles. Dudas y pensamientos…A las 22h30 para casa. Termino de rematar y preparar los últimos detalles y a las 23h a la cama.
Pero de repente, comienzo a pensar en los malos momentos de la Hiru Haundiak 2014. La mente me va muy rápido…parece que estoy en carrera bajando por una senda vertiginosa o viviendo en MATRIX. Era consciente de que no sería aquello sufrido en los 100km del año pasado. Pero enfrentarse a 62km con más de 10 montes y , sobre todo, sin haber podido entrenar debido a todo el trabajo de los últimos meses, hacía presagiar una prueba en la que seguro que sufriría en muchos momentos de la misma.
Eran las 00h y seguía sin poder dormir…las 01h…y seguía en la misma línea. Y creo que fue sobre esa hora cuando caí rendido….y en esto que.. a las 03h15min suena el despertador.
Dormido, grogui…me levanté ,cansado, lógicamente, por haber dormido sólo 2h, pero con ganas e ilusión de probarme en una dura travesía en la que el OBJETIVO era terminarla. Sería un éxito para mí poder hacerlo sin apenas entrenar.
A las 03h45 cogí a mi acompañante Pedro. Mientras le esperaba en el parking de LOIU junto a la farmacia del pueblo, sonaba todavía la verbena de las fiestas en La Campa de Erandio.
Tocados todavía por la hora tan temprana de levantarnos nos dirigíamos poco a poco por la autopista hacia Vitoria-Gasteiz. Pocos comentarios entre los dos, muchos pensamientos en nuestro foro interno y algunas reflexiones entre risas y humor. Quizás más fruto de los nervios ..que de la verdaderas ganas de comentar cosas a esas hora de la madrugada.
Aparcamos el coche en Mendizorroza. A las 04h 45min cogimos el dorsal. Y sobre las 05h el parking se empezó a llenar de coches. A las 05h 15min salimos en los primeros autobuses hacia Ullibarri-Jauregi.
Silencio absoluto en el bus. Llegamos a la salida y nos pusimos delante al ser de los primeros en llegar a la misma. Sería la tercera fila de salida. En total éramos 1.000 participantes.
A las 06h dan el banderazo y en ese momento unas 300 personas empiezan a correr como auténticos jabatos en un sprint infernal. Ante lo cual, evidentemente, Pedro y yo decidimos probarnos un poco.
Comienza la subida a Itxogana. Dura y de noche. No era necesario el frontal porque empezaba a amanecer. Los depósitos de energía todavía los teníamos a tope y medio dormidos subimos los dos primeros montes de la carrera con sufrimiento…pero con pundonor. Lo curioso fue que en el tramo final ser originó un tapón en una de las subidas. Y por si fuera poco, mientras esperábamos el turno en la cola, siempre había el típico listo que se saltaba la fila y quería colarse.
De allí comenzamos una bajada hacia el Puerto de Azaceta. Primer avituallamiento líquido. No hacía mucho calor, pero todos nos hidratábamos. Bien con agua o sales, como marcan los cánones.
Subimos a Arraialde. Y de allí comenzamos una bajada hacia Balsa Ixona. En esos momentos Pedro continuaba mi estela a unos 100m. Nos manteníamos juntos. Nos encontrábamos bien y las pulsaciones así lo atestiguaban.
Repusimos fuerzas en el avituallamiento y de ahí hacia Kapildui. Hay que destacar que las primeras rampas hacia dicho monte correspondían a Almurrain. Rampas muy duras y exigentes. Ahí comenzó a darme cierto bajón. Pedro me comentó que me notaba que estaba bajando el ritmo, me estaba ralentizando… ante lo cual le dije…: :»tira, tira hacia adelante..no pares y no me esperes» . Ahí fui cuando le vi por última vez …en el km 22 aproximandamente. Así que dosifico fuerzas y mantengo ritmo.
Pensaba que si las primeras rampas hacia Kapildui eran de este desnivel…ya podría ir pensando en la retirada. Por tanto, con ánimo y fuerza seguimos ascendiendo. Casi 10km de subida hasta que llegamos a culminar los dos picos el Kapidui en primer lugar y el Butxisolo en segundo lugar.Niebla en la cima, pero muy bien marcado todo el recorrido y en especial las zonas más problemáticas.
Desde allí una bajada importante hacia el Pueblo de Okina.
Este Pueblo tenía un lugar preferente y destacado en mi prepracación de afrontar la prueba. Sería el punto de inflexión. Lugar en el que decidiría seguir o retirarme. Tampoco estaría mal si decidía en abandonar. Hacer 31km sin haber entrenado ni la quinta parte, como el año pasado lo hice para la Hiru Haundiak, era también para tener encuenta. Por tanto, me podría dar por satisfecho si la retirada llegaba a materializarse. Asimismo, allí se encontraban mis amigos Isidro, Izaskun, Bego, Mari Carmen…incluso Xapi y Marti que también habían venido a apoyarnos. Pero, sobre todo, también me estaba esperando una pieza fundamental. Juan Mari Dobaran, se encontraba en el kilómetro 31 para acompañarme en el 2º tramo de carrera si es que decidía seguir para adelante.
Pedro pasó antes por allí y les comentó que yo venía detrás con un bajón importante subiendo el Kalpidui y que igual abandonaría y no llegaría a continuar. Por anto, las elecubraciones comenzaron dentro de la cuadrilla ..¿ seguiría o abandonaría?…Les llamé 7 veces para ver si se encontraban en Okina, pero no había cobertura ni cuando veía el pueblo a 500m.
Al entrar en él, parecía que llegaba el primero de la carrera del grito de entusiasmo que pegaron. La gente miraba pensando en que llegaba no sé quién…y no era más que un corredor sin más del nutrido pelotón.
Me preguntaron qué tal me encontraba. Les contesté que fastidiado ,pero que mi intención era seguir. Por lo menos, hasta donde el cuerpo aguantase. Todavía me quedaba algo de reserva. Para eso me había dosificado kilómetros antes.
Comí y bebí algo en el avituallmiento. Sobre todo unos quesitos con membrillo muy ricos que había. Y salí con Juan Mari hacia Zalbizkar. Inicio duro de subida y posterior bajada sonde se podía trotar cómodamente. Posteriormente pasamos Lendiz y llegamos al Puerto de Vitoria. Nuevo recibimiento de la cuadrilla, esta vez, a los dos, a Juan Mari y a mí…Bebimos en el avituallamiento y tiramos hacia adelante. El sol comenzaba a aparecer y los bosques entre los que habíamos hecho muchos kilómetros empezaban a desaparecer.
No lo sabía, pero lo más duro estaba por llegar. Inicio de Arrieta. Curioso monte éste…el cual lleva mi tercer apellido. Fue en la mitad de la ascensión cuando me llega el pajarón. Algunos me pasaron y me daban ánimos en la subida viendo que no me encontraba en los mejores momentos. Me vino a la imagen de la famosa pájara de Indurain en aquella ascensión moviendo la bici. Mientras ,Juan Mari, preocupado me animaba para seguir subiendo. Tuve que parar, tirar la mochila, beber y descansar un minuto a la sombra. Volví otra vez, seguía el sol y esta vez no había bosques…hasta que en una de estas me dice mi acompañante: » ya está…aquí termina la subida…, venga , vamosss!!! «». Valor, fuerza y hasta arriba.
Ese fue el momento más duro pensaba….Lo que no sabía es que Zaldiaran y el Busto, aún no siendo tan largas las subidas serían dos cimas donde volvería a sufrir con el cuerpo desencajado.
Tal fue así, que en el Busto los chicos de la organización incluso me dieron de su propia coca cola. Y que cuando descendíamos le pregunté a Juan Mari: «Oye, Juan Mari, en el Busto me han tomado el tiempo con el chip? » . Me dijo que sí—Que me lo habían tomado. Más tranquilo y acordándome de ciertos momentos en la Hiru Haundiak bajamos por unas sendas resbaladizas. Y así hasta meta.
¿Destrozado?…sí…pero muy satisfecho, mucho, de realizar la prueba en 12h. No daba un duro por terminarla semanas antes. No había habido preparación física en invierno, ni en primavera…Por lo tanto, objetivo cumplido.
Quiero dar la enhorabuena a la organización por su excelente trabajo. La Sociedad Manuel Iradier tanto en la Hiru haundiak ,como en esta prueba hace un trabajo excelente. Chapeu! A los colaboradores por estar siempre dispuestos a ayudarnos en momentos duros con una sonrisa en la boca. A Pedro por encontrarse en una espléndida forma física y tantearme en los prolegómenos hasta que le insistí unas cuantas veces que tirase sólo hacia adelante. Agradecer también tanto a la cuadrilla que estuvo allí in situ animando , como también a la numerosos amigos que me animaban en días previos y confiaban en que iba a poder terminarla. Y cómo no, especialemnte, agradecimietno honorífico a Juan Mari, porque supo animarme y apoyarme en el pajarón de Arrieta, como en otros momentos duros de la prueba. Aupa Venturo!
Y en el 2017…otra vez…