DEIA. Como cada verano, un pedacito del Sahara llega a Bizkaia y es que gracias al programa Vacaciones en Paz niños de entre 6 y 12 años disfrutaron de un verano diferente alejados de los campamentos saharauis. Josu Begoña, concejal de Cultura y Bienestar Social del Ayuntamiento de Loiu, analiza esta iniciativa y su aceptación en Bizkaia y Txorierri.
¿Qué siente al ver a los niños llegar al aeropuerto?
La verdad es que no solemos estar en el aeropuerto. Allí se encuentran algunos de los responsables del programa. El resto de voluntarios, responsables y miembros de la Corporación de Loiu, con el alcalde a la cabeza, les solemos esperar y recibir en el frontón de la localidad, donde preparamos el lugar de llegada, el desayuno…
¿Y cómo es ese momento para todos los niños?
Cuando llegan a la plaza del pueblo y van entrando al frontón su mirada e ilusión lo dice todo.A veces no valoramos lo suficiente lo afortunados que somos de poder vivir en esta sociedad con los adelantos de toda índole que nos proporciona el estado del bienestar. Ellos, ante las cosas más insignificantes, como ver agua potable salir de un grifo, lo agradecen enormemente y se sorprenden.
Supongo que será una experiencia enriquecedora tanto para los niños que visitan Euskadi como para las propias familias de acogida.
Es una experiencia positiva que muchas de las familias de acogida repiten. Y es que el apoyo a estos niños a pesar de materializarse en casi 400 familias, podríamos decir que se queda corto, ya que el 40 por ciento de su población son jóvenes. Teniendo en cuenta que en los campos de refugiados hay casi 200.000 personas, podríamos llegar a la conclusión de que sería necesaria una mayor implicación de todos.
Este es un proyecto que, además de hacer que los niños pasen el verano en un clima fresco, permite tratar problemas de salud.
No olvidemos que el verano es muy duro allí con temperaturas que pueden llegar a alcanzar los 60 grados.
Uno de los objetivos prioritarios es el aspecto de ocio y lúdico en sus vacaciones , pero ello no es óbice para que puedan ser sometidos a controles médicos para poder diagnosticar problemas de salud.A primera vista, parecen no tener grandes problemas, aunque muchos vienen con síntomas de anemia originados por su mala alimentación, falta de vitaminas o algún otro problema sanitario derivado de la falta de higiene en los campamentos. La estancia les ayudará a mejorar su alimentación y salud en general.
Este año una centena de niños han tenido problemas con los visados.
¿Han podido venir a Bizkaia todos?
El año pasado ya existieron problemas al verse afectado por la nueva norma de la UE sobre circulación por el espacio Schengen. El Grupo Vasco en el Congreso interpeló al Gobierno para eliminar los posibles obstáculos y que pudieran pasar el verano entre nosotros. Al final, llegaron con un visado colectivo. Este año también han existido divergencias con los visados. Una falta de coordinación entre la embajada española, Argelia y el Frente Polisario que, como nos informaban se sustentaba ante la falta de libertad del pueblo saharaui. Seguramente, de haberse encontrado en otro status ante la comunidad internacional, los niños saharauis podrían haber llegado a tiempo y no haber perdido días de vacaciones. Hace poco llegaron los últimos 54 a Loiu.
¿Qué diría para convencer a alguien de que se adhiera a este proyecto y acoja a estos jóvenes?
Simplemente con ver su mirada y sonrisa a su llegada a Loiu es suficiente. Y si a eso le sumamos la despedida de sus familiares de acogida, la tristeza que se denota en estas personas ante su marcha, pues la verdad podríamos decir que es un gesto a agradecer. Muchas de las familias vuelven a repetir. Una muestra de solidaridad que se mantiene desde Euskadi.